Licencias y Modelos de Negocio
- Brenda Carrillo
- 15 oct
- 2 Min. de lectura
En la era digital, las licencias son el nuevo oro invisible. Ya no se trata solo de quién crea una obra, sino de quién tiene el derecho de usarla, adaptarla o monetizarla. Las licencias han transformado la economía creativa en un sistema dinámico donde las ideas no se venden, se alquilan, se replican y se multiplican.

Existen distintos enfoques de licenciamiento que definen cómo fluye el valor entre creadores e inversionistas. Por un lado, están los modelos cerrados, como los utilizados por grandes estudios cinematográficos o corporaciones tecnológicas, donde cada licencia se negocia de manera exclusiva y limitada. Este modelo busca control y protección, pero también puede frenar la velocidad de expansión de las ideas.
Por otro lado, están los modelos abiertos o colaborativos, como las licencias Creative Commons o los esquemas de software libre. Aquí la lógica es opuesta: en lugar de proteger, se busca difundir. Las empresas que adoptan este enfoque generan ecosistemas alrededor de su propiedad intelectual. Un ejemplo emblemático es el de compañías que licencian gratuitamente ciertas tecnologías para fomentar su adopción, sabiendo que su verdadero ingreso provendrá del servicio, la comunidad o la personalización.
En los negocios creativos y tecnológicos, las licencias también se han vuelto instrumentos financieros. Se cotizan, se fraccionan, se ceden en royalty deals y se usan como garantía de inversión. Este fenómeno, impulsado por la tokenización y el blockchain, está abriendo una nueva frontera donde la creatividad se convierte en un activo negociable y líquido.
Entender las licencias como modelos de negocio implica verlas no solo como permisos, sino como estrategias de expansión. Cada licencia es una relación: entre creador, usuario y valor. Y quienes logren diseñar esas relaciones con inteligencia y ética dominarán la economía de la creatividad en las próximas décadas.
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